“Nuestra humanidad está definida por la evolución de la tecnología. La tecnología es una manera de explorar posibilidades y oportunidades y de crear más”. Esta afirmación, hecha hace más hace de 10 años por el gurú de las nuevas tecnologías y fundador de la revista Wired, Kevin Kelly, en una charla TED 1 , es hoy más cierta que nunca.
Los últimos avances en electrónica, conectividad e inteligencia artificial están redefiniendo nuestra vida cotidiana. Hoy, un reloj ya no solo da la hora, sino que mide la distancia, las calorías y el ritmo cardíaco mientras caminamos, corremos o hacemos cualquier actividad y adicionalmente nos permite contestar llamadas telefónicas, guardar y escuchar música y tener hasta registro de las horas que dormimos. Y eso no sólo sucede en industrias que consideramos intrínsecamente tecnológicas. Hoy, por ejemplo, la industria tabacalera está redefiniendo el consumo de tabaco.
La convergencia de distintos avances tecnológicos (en el área de la electrónica, la química y la conectividad) han permitido que las tabacaleras desarrollen una nueva generación de productos alternativos que no producen humo y que son, por lo tanto, potencialmente menos dañinos para la salud. Fumar cigarrillos causa enfermedades graves, y la mejor forma de evitar sus daños es nunca empezar a fumar, o dejarlo. Pero se puede hacer mucho más para reducir
los riesgos para la salud de los 1.100 millones de fumadores de todo el mundo. ¿Disfrutar del tabaco sin humo? Gracias a la tecnología, eso hoy es posible. A diferencia de los cigarrillos convencionales, los nuevos productos de las tabacaleras son dispositivos que no queman el tabaco. Es tabaco calentado que no se quema. Este punto es clave: las altas temperaturas en la punta de un cigarrillo encendido, por encima de 600 grados centígrados, descomponen el tabaco en miles de sustancias químicas que aparecen en el humo, muchas de ellas tóxicas y reconocidas como la principal causa de enfermedades asociadas al tabaquismo 2 . Al eliminar la combustión, los nuevos dispositivos reducen significativamente o eliminan la formación de estos componentes tóxicos.
Estos dispositivos electrónicos basados en el principio “calienta pero no quema” en general tienen forma de bolígrafo dentro del cual se inserta un cartucho especial de tabaco. El aparato calienta los cartuchos a una temperatura por debajo de los 350°C, evitando que ocurra la combustión (evita quemarlo) y reduciendo en promedio un 90-95% la formación de estos componentes dañinos o potencialmente dañinos. 3 Estos dispositivos ya están en el mercado desde hace varios años y hoy se comercializan en 30 países, incluyendo Japón, Reino Unido e Italia y, en América Latina, en Guatemala y Colombia.
También existen, desde hace más tiempo, los cigarrillos electrónicos o vapeadores. Estos son dispositivos con batería que vaporizan un líquido que puede o no contener nicotina. Así como vemos que ocurre con otras industrias, el camino recorrido por las tabacaleras para llegar a estos productos de riesgo reducido incluyó inversiones millonarias en estudios científicos e innovaciones tecnológicas que no se detienen, sino que, por el contrario, se profundizan.
Gracias a la tecnología y la innovación, se están reemplazando los cigarrillos con alternativas menos nocivas que le permiten al fumador recrear de alguna forma su viejo ritual, sin fumar, pero reduciendo significativamente el impacto negativo de los cigarrillos en la sociedad.
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