Sin embargo, al elegir el café que preparamos, en muchas ocasiones desconocemos el origen del producto y el tipo de grano; características que influyen directamente en el sabor y en las propiedades que aportan a la bebida.
Debemos saber que existen varios tipos de granos de cafés con diferencias notables entre ellos, sin embargo, las variedades de robusta y arábica son las que ocupan la mayor parte de la producción a nivel mundial.
En el caso particular de Nicaragua, destaca la producción de café arábica en las zonas montañosas del norte del país, que no solo ofrecen paisajes espectaculares, sino las condiciones geográficas propicias que garantizan una calidad excepcional en el grano que se cultiva. Por su parte, el grano de robusta puede sembrarse en zonas no tan altas como Nueva Guinea o el pacífico del país.
“En Nicaragua las variedades de café arábica que se producen son, en su mayoría, el café Caturra y el café Bourbon, ya que pueden crecer en alturas entre los 1,100 y 1,700 metros sobre el nivel del mar”, explicó William Haar, Gerente Regional Agropecuario de Nestlé Centroamérica, quien además señaló que esta altura da la oportunidad de obtener un café con características especiales, dando como resultado una taza de excelente calidad.
En cuanto al café robusta, Haar menciona, que una de las particularidades de esta variedad, es que es más resistente a las plagas, se puede cultivar en altitudes mucho más bajas, producen sus frutos con más rapidez y tienen un mayor rendimiento en cada cosecha.
Para diferenciar ambas variedades de café, debemos prestar atención al grano; mientras el café arábica es más alargado y plano y está atravesado por una línea en forma de S, que es su característica física más visible, el robusta tiene una forma más redondeada y con una fisura central recta.
Detalles en su aroma y sabor
Más allá de sus características físicas, ambos granos de café presentan atributos específicos en cuanto a aroma, sabor y porcentaje de cafeína que contienen.
El café arábica es más equilibrado, aromático y con un sabor más suave, destacando matices entre dulce y ligeramente ácidos. En algunas variedades se pueden percibir tonos suaves de vainilla, pera y chocolate. En el caso del robusta su sabor es mucho más fuerte e intenso, resaltando matices de frutos secos y madera.
Por otro lado, el grano arábica tiene la mitad de cafeína de la que tienen los granos de café robusta; sin embrago, en cuanto a grasas naturales, este grano tiene 60% de lípidos, aproximadamente el doble que el robusta.
Ahora que conoces las especificaciones de cada grano, no importa si prefieres una taza de café muy fuerte en la mañana que te ayuda a despertarte para ir a la escuela o al trabajo o con un sabor más suave que puedes tomar después de almuerzo o durante la tarde que te permita desconectarte y relajarte de la rutina del día a día. La taza que elijas será la perfecta para acompañarte en cualquier momento del día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario