Dieta en base en productos de origen vegetal: Responde tanto a la sostenibilidad como a los residuos de los alimentos
Si escogen la dieta vegana, vegetariana o flexitariana, la alimentación en base a productos de origen vegetal no dejará de estar en boga por un tiempo. Las dietas en base a productos de origen vegetal no son para nada nuevas, pero cada vez hay más productos para atraer a quienes reconocen los beneficios para el cuerpo y un planeta más saludable. Los alimentos de origen vegetal son densos en nutrientes, esto significa que ofrecen abundantes nutrientes comparado con su costo calórico. Las frutas, los vegetales, porotos y granos enteros son excelentes fuentes de vitaminas, minerales y fitonutrientes, y son naturalmente libres de colesterol. La mayoría de ellos aporta una buena cantidad de fibra que ayuda a tener un intestino saludable para que el tracto digestivo funcione bien y ayude con el sistema inmune y reduzca la inflamación.
Además de los efectos positivos de llevar una vida saludable, los consumidores también están incluyendo más alimentos de origen vegetal en su dieta por cuestiones ambientales y por los sistemas de alimentos. Según un estudio de la Universidad de Oxford, consumir carne roja genera el doble de emisiones de gas de efecto invernadero dietario por día comparado con una dieta de origen vegetal, y los consumidores tienen cada día más conciencia de la función que cumple la elección de los alimentos para proteger el medio ambiente.
Los estudios indican que cultivar alimentos de origen vegetal utiliza menos recursos naturales y es menos agresivo para el medio ambiente que criar animales para consumo. Si las tendencias de los consumidores continúan hacia alimentos de origen vegetal, ello podrá tener un impacto significativo para reducir la deforestación, degradación del suelo y emisiones de gases de efecto invernadero asociados a la producción de carne.
Personalización
Los consumidores se están alejando del enfoque genérico para gestionar sus metas de alimentación. La nutrición personalizada o de precisión, que utiliza la dieta y el estilo de vida, así como también los biomarcadores individuales para diseñar sugerencias dietarias saludables más relevantes para el individuo, sigue ganando adeptos. El mercado global de nutrición personalizada se valuó en $14.612.1 millones en 2021 y se proyecta que llegue a $37.286.9 millones para 2030 - casi tres veces más que el mercado de 2021 tal como indican las investigaciones. Se trata de un fenómeno particularmente importante entre los millenials y la Generación Z, de los cuales el 49 por ciento y el 37 por ciento, respectivamente, expresó su mayor preferencia por productos, servicios o aplicaciones que aprovechen los datos personales para personalizar la experiencia del consumidor (McKinsey).
Son varios los factores que determinan cómo se puede personalizar la dieta. A medida que se generalizan diferentes formas de evaluaciones personalizadas, contamos con más información acerca de nosotros mismos que se puede utilizar para personalizar nuestras dietas, a fin de tener una vida más saludable o cumplir con metas específicas. La cantidad de ejercicio que hacemos, cuánto y qué comemos, así como también la edad son factores decisivos. Ahora también podemos determinar las respuestas individuales a determinados componentes dietarios y esta información se puede utilizar para tener un enfoque más parametrizable.
Nutrición de doble función
Otra tendencia de la que estamos siendo testigos es la mayor demanda de productos y alimentos destinados a múltiples dimensiones del bienestar. Los consumidores son más conocedores de la nutrición y, a su vez, más proactivos en cuanto a la atención sanitaria, por lo cual buscan formas de tener una vida más saludable a través de alimentos funcionales, es decir, alimentos que ofrecen beneficios más allá del simple valor nutricional. Las frutas, verduras, frutos secos, semillas y granos integrales ricos en nutrientes se consideran alimentos funcionales. Pero también pueden ser alimentos funcionales los que están fortificados con nutrientes como vitaminas, minerales, fitonutrientes, probióticos o fibra.
A modo de ejemplo, los consumidores actuales buscan productos que los ayuden a enfrentar los desafíos para una vida psicofísica saludable. Esto incluye tés de hierbas que ofrecen delicioso sabor y también efectos calmantes o ayudan a dormir mejor. El colágeno es un ingrediente muy popular que está ingresando en muchos alimentos funcionales y es sabido que contribuye a tener huesos saludables y ayuda con el aspecto exterior del cabello, piel y uñas.
Alimentos buenos para los intestinos
El interés de los consumidores por alimentar un microbioma intestinal saludable seguirá escalando en 2023. Una dieta rica en fibras prebióticas ayuda a promover el desarrollo de bacterias buenas (probióticos) en el tracto digestivo y contribuye a un buen equilibrio del microbiota en el sistema. Los probióticos se encuentran naturalmente en alimentos como yogur, kefir, tempeh, miso y verduras en escabeche fermentadas, pero además ahora se encuentran también en una variedad de alimentos funcionales y suplementos.
Cabe esperar ver más y más productos con prebióticos y probióticos en el mercado, y una mayor variedad de probióticos para responder a cuestiones específicas de una vida saludable.
Además, se espera ver más productos para cuestiones digestivas específicas, por ejemplo, más productos libres de gluten que nunca antes y productos diseñados adecuadamente para un plan bajo en FODMAP (sigla que significa oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables).
El gluten es una proteína que se encuentra básicamente en el trigo pero también en la cebada, centeno y productos relativos al trigo (como escaña). Las personas con diagnóstico de intolerancia al gluten (enfermedad celíaca) deben evitar todo tipo de gluten, pero muchas personas procuran alimentos libre
de gluten cuando deciden reducir la ingesta de granos, ya que el gluten sirve como un "marcador" para el trigo y es la fuente principal de granos en la dieta estadounidense.
Una dieta baja en FODMAP también se recomienda para las personas que padecen síndrome de colon irritable, que constituye el trastorno digestivo más común en Estados Unidos y que puede provocar dolor e hinchazón del estómago. FODMAP significa "oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables" y hace referencia a determinados carbohidratos que a mucha gente le resulta difícil digerir. Como consecuencia, las bacterias intestinales descomponen estos componentes y liberan gases en el proceso. La dieta baja en FODMAP es bastante restrictiva, pero los productos alimentarios con bajos FODMAP están llegando a las góndolas de los negocios, facilitando la gestión de la dieta.
Las dietas buenas para los intestinos también están cobrando popularidad por los efectos que tiene un microbioma saludable en la salud general del cerebro. El cerebro y el tracto digestivo están constantemente comunicados entre sí. De hecho, las pruebas sugieren que cuando el microbioma interactúa con el sistema nervioso central, se regula la química del cerebro y ejerce influencia en los sistemas neuroendócrinos asociados con la repuesta ante el estrés, ansiedad y función de la memoria.
Los expertos también están de acuerdo en que nuestro cerebro no solo es “conciente” de los microbios intestinales, sino que también estas bacterias pueden ejercer influencia en la percepción del mundo y alterar el comportamiento, sugiriendo que cuanto más saludable sea la alimentación, mejor será nuestro estado mental.
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