Los Bancos de Alimentos no solo distribuyen alimentos a quienes más lo necesitan, sino que también juegan un papel crucial en la reducción del desperdicio de alimentos, canalizando excedentes y productos aptos para el consumo humano hacia quienes no pueden acceder a ellos de forma regular o permanente. Este proceso que estas organizaciones realizan en los países de la región permite aprovechar los recursos de manera eficiente, ayudando a aliviar el hambre y la desnutrición en comunidades con altos índices de pobreza.
“Los Bancos de Alimentos son parte integral del sistema alimentario mundial. Son las redes que permiten llevar los alimentos a donde más se necesitan, cuando más se necesitan y a las personas que más los necesitan”, afirma Liliana Barahona, gerente de Responsabilidad Corporativa de Cargill.
El compromiso del sector privado: El caso de Cargill
Empresas líderes en el sector alimenticio, como Cargill, reconocen la importancia de apoyar a los Bancos de Alimentos en Centroamérica, colaborando de manera integral en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria. A través de la provisión de alimentos nutritivos, aportes logísticos y programas educativos que promueven la nutrición y la sostenibilidad, Cargill ha asumido un rol activo y estratégico para fortalecer la capacidad operativa de los bancos de alimentos y contribuir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 2 de Hambre Cero.
“Nuestras alianzas con bancos de alimentos y organizaciones clave no solo abordan las necesidades inmediatas de quienes padecen hambre, sino que también ayudan a construir sistemas alimentarios más fuertes y resilientes”, sostiene la ejecutiva.
Esta alianza permite maximizar recursos, mejorar la distribución de alimentos y crear programas que aborden las causas estructurales del hambre. Al trabajar en conjunto, se logra un impacto más significativo, permitiendo que miles de personas puedan tener acceso a una alimentación adecuada y saludable.
“En Cargill estamos comprometidos a generar un cambio positivo en las comunidades donde operamos. Nuestra colaboración con los Bancos de Alimentos en Centroamérica es un reflejo de nuestro propósito de nutrir al mundo de manera segura, responsable y sostenible, así como de construir sistemas alimentarios resilientes que no solo respondan a las emergencias, sino que también contribuyan a soluciones a largo plazo para las generaciones de hoy y las venideras”, añade.
En el marco del Día Mundial de la Alimentación, conmemorado cada 16 de octubre, Cargill reconoce a los Bancos de Alimentos como un pilar de resiliencia importante en comunidades que enfrentan retos socioeconómicos y ambientales profundos.
A través de su compromiso integral con la nutrición y la seguridad alimentaria, Cargill ayuda a servir millones de comidas en el mundo. En 2023, en Centroamérica apoyó a cuatro bancos de alimentos en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, donando más de 360 toneladas de alimentos, lo que se tradujo en más de 613 mil platos servidos.
Esto como parte de la entrega de producto mensual y permanente de la compañía que garantiza raciones de proteína a miles de personas en vulnerabilidad, con falta de acceso a alimentos y limitada nutrición. Pero, además, Cargill apoya a los bancos de alimentos de la región a través de:
1. Iniciativas conjuntas con Walmart en las que, por cada compra de productos seleccionados bajo la campaña “Un gran Corazón se pesa en Libras”, Cargill dona una cantidad equivalente a favor de los Bancos de Alimentos.
2. Fondos locales y corporativos destinados a diversos programas y proyectos enfocados en fortalecer y asegurar la merienda escolar, el rescate de alimentos y la producción agrícola.
3. Brigadas de voluntariado en las que colaboradores de Cargill ayudan a rescatar más de 4 mil kilos de alimento por año en labores de reempaque en las diferentes filiales de los bancos de la región.
En el Día Mundial de la Alimentación, Cargill, con más de 160 años de experiencia global en la industria alimentaria, reafirma su compromiso de continuar trabajando por una Centroamérica más resiliente, con mejor acceso a alimentos nutritivos y de calidad, contribuyendo a una región más fuerte y segura para avanzar hacia un mundo sin hambre.